24/07/2024
Fin de año siempre es vital en la Argentina. Crecen las demandas sociales y la economía se recalienta. El Gobierno mira hacia diciembre con el objetivo de tener la inflación en cero. Para llegar debe superar varios desafíos, por ahora los datos van en camino a resolver el gran problema de fondo.
Por
Matías Frati
El
Gobierno está comprometido en evitar que la inflación sea un problema a corto
plazo. Y no solo que aspira a seguir bajando los niveles del índice de precios
al consumidor, sino que también pone como objetivo llegar a 0% para finales de
año.
Pensar
en una Argentina sin inflación es raro, al menos después de dos décadas donde
las noticias siempre estuvieron vinculadas con los aumentos que sufrían los
bienes y servicios. Pero no podemos negar que ilusiona saber que se está
trabajando en ese sentido. Y que, por primera vez, desde hace mucho tiempo, los
parámetros permiten confirmar que se estableció una tendencia a la baja.
Desde
diciembre de 2023 hasta mayo, los registros fueron decrecientes, y solo en
junio se volvieron a escapar muy levemente, pero en términos que podrían
llamarse "de corrección" técnica.
Claro
que para llegar a esa situación fueron necesarios varios
"sacrificios", como la reducción de los subsidios y los recortes en
las transferencias de fondos a las provincias. Ambas decisiones impactaron
fuerte en el tejido social. La primera haciendo que las boletas que se pagan
por gas y luz se fueron de las manos para miles de familias. La segunda
golpeando en recortes de programas que ayudaban a contener la crisis, aunque
también estuvieran observados desde la probidad de los hechos.
Indiscutiblemente
el Gobierno se tiene confianza. El ministro de economía, Luis Caputo precisó
recientemente que en la actualidad no existen razones macroeconómicas para que
haya inflación. Y también hizo hincapié en la importancia de seguir
construyendo confianza sobre el modelo económico.
Estas
declaraciones salieron desde el propio Palacio de Hacienda y van de la mano con
el hilo conductor que tuvo la reunión que Caputo mantuvo en las últimas horas
con los supermercadistas, a los que les confió parte de las estrategias que
desde la cartera a su cargo despliegan con vistas a ese final de 2024 sin
inflación.
Antes de eso, y en oportunidad de que se vive y se respira "campo" en Buenos Aires, por el desarrollo de la Feria en La Rural, el ministro le había pedido al sector agropecuario dos cosas: confianza y paciencia. Si bien el pedido no es original, porque el campo viene escuchando esto desde hace muchos años, si es real que el diálogo entre el equipo de gestión y el sector parece ser bastante mejor que el que tuvieron los gobiernos kirchneristas a lo largo de las últimas dos décadas.
El ministro de economía, Luis Caputo precisó recientemente que en la actualidad no existen razones macroeconómicas para que haya inflación.
Algunos detalles clave
Si
los datos son lo que mandan en el universo del Gobierno no pueden soslayarse
los que relevó en la última semana la consultora LCG acerca de los precios: los
alimentos tuvieron una suba marginal del 0,6% semanal porque las frutas y las
verduras se vieron castigadas por las heladas en las zonas productivas. Lo que
el Gobierno pretende es que un dato concreto de la realidad, como el clima, no
se traslade a la desaforada pretensión de los formadores de precios y termine
haciendo aumentar los productos más de lo razonable.
Pero
en medio de esta vorágine de datos llegó otro mejor que ilusionó a algunos
asesores oficialistas, y tiene que ver con el consumo. Según los datos del
INDEC, las ventas de supermercados mejoraron 3,9% con relación a abril. En
tanto, la comercialización en autoservicios mayoristas subió 1,7%. Aunque no
son números que den para "tirar manteca al techo" lo importante es
que rompe una inercia de desplome que se venía reflejando meses atrás, y
permiten soñar con que el piso de la caída del consumo de las familias se
habría establecido ya. Si eso es así, pueden imaginarse en el Gobierno que
junio y julio, aguinaldo mediante, los datos serían mejores todavía.
Y
ahí aparecen dos elementos a considerar. El primero es que a mayor dinero en el
bolsillo de la gente más consumo, el segundo es que a mayor consumo crece la
tentación de los formadores de precios por recuperar parte de lo cedido hasta
ahora.
Esa
es la preocupación de fondo del equipo, que tiene como logro superior haber
bajado a la inflación y no quiere que se desmadre. Quizás por eso la reunión
con los supermercadistas pudo haber tenido algo de esto, más allá de la
"táctica" que fue informada por los voceros del Palacio de Hacienda.
Para
el final, otro buen número que hace a la foto macro del presente. La
recuperación de la oferta de unidades de alquiler. Eso se logró luego de que se
resolvieron el conflicto que generaba la ley de alquileres y la dicotomía que
se había planteado entre propietarios e inquilinos, distorsionada por la ley y
afectada por la inflación.
Un
informe privado de UdeSA y Mercado Libre sobre la oferta del sector
inmobiliario habla que después de la derogación de la ley de alquileres en
diciembre del año pasado, la oferta de inmuebles creció 218%, y se encuentra en
números previos a la pandemia, que fue cuando fue sancionada la ley.
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