05/09/2024

opinion

El juego de la oca

La comunicación política del ministro de economía. Los pasos definidos desde las redes sociales. Expectativas dadas al futuro y el contraste con la realidad. ¿Qué dijo Caputo y como fueron recibidas sus palabras en X? La pobreza que alcanza a más de la mitad del país y las empresas que no pueden generar nuevos puestos de trabajo en una economía que sigue fría, pero con chances de revertir el presente.

Por
Matías Frati

En las últimas horas el ministro de Economía Luis Caputo sorprendió en su cuenta de la red social X (@totocaputo) dando un decálogo de señales acerca de la economía nacional, que algunos tomaron como diagnóstico y otros como pronóstico. Quizás sean una mezcla de ambas cosas. No es el rol de los funcionarios con responsabilidades claras de gobierno el de comentar. Eso nos queda a los periodistas y a algunos otros observadores de la realidad con ínfulas de panelistas.

Caputo dio 11 puntos que suenan a promesas. "La inflación va a bajar; La economía va a recuperar; Los impuestos van a bajar; Las regulaciones van a colapsar; El crédito privado va a explotar; La demanda de dinero va a aumentar; Los pesos van a faltar; Los dólares van a sobrar; El dólar financiero va a converger al dólar oficial; Los salarios van a recuperar; La pobreza va a bajar" (sic). Dijo que todas esas son "cosas que ya están pasando y se van a exponenciar en los próximos meses". Debe entenderse, entonces, que se van a magnificar los resultados que el ministro observa que ya se van consiguiendo en los primeros nueve meses de gestión al frente de la cartera más importante que tiene la Argentina.

Visiones

La calle no siente lo mismo. Cuando se conversa con la gente, la mayoría de las personas transmiten una sensación de desánimo importante, para empezar. Y luego se despachan con vivencias personales que afectan a su estado de corporal y se traslucen en la cotidianeidad. Es difícil de explicarle al argentino de a pie que los datos de la macroeconomía empezaron a revertir el reflejo que mandaba el espejo en el que nos mirábamos hace un año, cuando los números recientes dados a conocer esta semana dicen que en el primer semestre del 2024 la pobreza alcanzó al 52% de la población.

Por otro lado, las pymes vienen sufriendo horrores todos los meses. Se les hace muy difícil recuperar la dinámica, cuando la estructura de costos no soporta los aumentos de tarifas que sufrieron en los últimos meses. Eso generó un estrés importante en las finanzas, que, sumado a la necesidad de agudizar el ingenio para no perder ventas, puso a prueba a la totalidad de los pequeños empresarios nacionales que hoy en día se plantean interrogantes como pagar salarios o sobrevivir en el mercado deprimido que generó la recesión.



Que la inflación baje empieza a ser un desafío fundamental para el sector privado.

Expectativas

Que la inflación baje empieza a ser un desafío fundamental para el sector privado. Porque también hará que haya que ser más eficiente a la hora de administrar y gestionar. Dentro de eso, la competencia por los negocios estará más presente que nunca, debido a la fuerte presión de la oferta con una demanda que no tiene posibilidades de satisfacer lo que se le pone sobre la mesa.

En ese marco, la gran pregunta es ¿cómo creerá Caputo que la gente va a esperar pacientemente a que se exponencien los logros que cuenta en su posteo en X, si más de la mitad del país tuvo que hacer equilibrio para parar la olla por estar en situación de pobreza?

El riesgo que se corre es que la política empiece a distanciarse de la realidad. A veces, los funcionarios se comprometen tanto con los resultados que buscan cualquier dato para comunicar, y pierden de vista el foco: el interlocutor. Estamos en un momento de la coyuntura donde cualquier paso mal dado puede hacer retroceder el camino y volver al casillero de partida, o alguno menos lejano pero que no promete un avance consistente. Como en el juego de la Oca.

Si algo tienen de bueno los números del ministro son las expectativas que pueden generarse puertas afuera. Que los actores financieros observen una oportunidad real en la economía. Que eso les dé certezas de que pueden llevar adelante inversiones y que las mismas van a ser respetadas y promovidas para su crecimiento. Pero para que eso ocurra también es fundamental bajar el riesgo social, contener sanamente las expectativas de los trabajadores sin generar ruido a través de despidos a mansalva como se vienen registrando en el sector público.

Que la próxima jugada permita avanzar casilleros será clave para alcanzar la meta de final de año con menos déficit, equilibrio en las cuentas, y la base para un 2025 de relajación económica. Si no, todo este año habrá sido en vano.

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