Murió Alejandra Darín a los 62 años

La Asociación Argentina de Actores y Actrices informó con profundo pesar el fallecimiento de su presidenta, Alejandra Darín, a los 62 años. La noticia ha conmocionado al mundo artístico y sindical, pues Darín fue una de las figuras más destacadas del gremio, tanto por su vasta carrera como actriz como por su incansable labor en defensa de los derechos de los trabajadores de la cultura.

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A través de un comunicado, la asociación despidió a Darín con "inmenso desconsuelo", destacando su trayectoria de más de 50 años en teatro, cine y televisión. "Se destacó también por su incansable defensa de los derechos de nuestro colectivo artístico y su profunda sensibilidad social", se expresó en el texto oficial.

El legado de Alejandra Darín, mencionaron desde la organización, "nos inspira y nos fortalece para seguir construyendo un futuro de derechos, paz y dignidad, con memoria. Su lucha y su ética serán nuestra bandera en la tarea gremial". La actriz y dirigente, hermana del también actor Ricardo Darín, era madre de dos hijos, Antonia y Fausto.

Nacida el 19 de junio de 1962, Darín comenzó a trabajar como actriz desde muy joven y, a lo largo de su vida, combinó su pasión por el arte con un compromiso político y social que la llevó a afiliarse a la Asociación Argentina de Actores en 1973. Desde 2011 presidía la organización, siendo reelegida en noviembre de 2024, tras años de activa militancia gremial.

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En su extensa carrera, Alejandra Darín se destacó en el teatro, con participaciones en obras como Un informe sobre la banalidad del amor, Tierra del Fuego, Copenhague, El libro de Ruth y Crimen y castigo, entre muchas otras. En televisión, brilló en más de 50 ficciones, destacándose en populares telenovelas de los años 80 y 90, tales como Dulce Ana, La extraña dama, Rincón de luz, Son amores y Poliladron.

También tuvo una destacada participación en el cine, con papeles en películas como Samy y yo, Un minuto de silencio, Ni Dios, ni patrón, ni marido y Historias breves VI.

Su partida deja un vacío en la cultura argentina y en el movimiento sindical artístico, pero su legado, tanto en el escenario como en la lucha por los derechos laborales, permanecerá vigente como inspiración para las generaciones futuras.