03/01/2025
Ocurrió en Lanús mientras el hombre se encontraba cumpliendo con el régimen de visitas a su hija menor. Sobre la mujer recaen varias denuncias por violencia.
Por
Natalia Perzhalo
Gabriel Jeremías tiene 38 años, es escritor y empleado bancario, padre de tres hijas. Se separó de su ex mujer cuando su hija más grande le contó que había sido víctima de abuso por parte de un allegado de la familia de la mamá. La mujer descreyó del relato de su propia hija y fue entonces cuando él decidió poner fin a 17 años de un infierno y se separó.
La semana pasada después de un año sin ver a la más chiquita (5), la Justicia le concedió dos horas para encontrarla en una heladería. No pasaron más de dos minutos que la mamá de la menor comenzó a agredir a todos los presentes ya que Gabriel, no había ido sólo, sino que estaba acompañado por su hija más grande, la tía de la menor, y la abuela.
Al llegar la policía la mujer, fuera de sí, intentó quitarle el arma a uno de los efectivos para dispararle a su ex marido.
La agresora no sólo lo atacó a él, también golpeó a su hija y al resto de la familia de él.
Hasta entonces,
lejos de todos, como suele pasar en este tipo de vínculos, Gabriel decidió
exponer su historia. Lo hizo primero a través de sus redes donde tiene más de
40 mil seguidores con quienes comparte sus escritos incluyendo su último libro "Lirica
de Barrio".
"Se me cagaban de
risa cada vez que contaba en las denuncias la violencia que recibía. Mi hija
mayor contó su abuso en el juzgado y aún así la chiquita está con ella
corriendo la misma suerte" cuenta Gabriel acerca de las veces que acudió a la
Justicia en busca de ayuda.
Al principio de
la relación, Gabriel desconocía muchos aspectos del pasado de su por entonces
esposa.
"Ella delinquió
hasta que me conoció. Antes vendía drogas. Tiene un trastorno de bipolaridad
por el consumo y es súper violenta. Tiene una colección de denuncias y soy yo
quien tiene que hacer la vinculación con mi hija. ¡Una locura!"
Pese a todo, el
hombre decidió confiar en que su mujer quería un cambio de rumbo y apostaron a
la familia, pero el proyecto duró poco.
La primera vez
que su pareja lo golpeó, fue cuando su hija mayor tenía 3 años. Le partió un
palo de escoba en la cabeza. Y una de las últimas veces, la más chica de las
nenas no quería volver a la casa con ella, entonces comenzó una discusión que
terminó con la mujer golpeándolo. No le bastó con eso que se dirigió a la comisaría
y lo denunció por haberla agredido.
Gabriel tuvo que
acercarse a realizar una contradenuncia con testigos que aseguraron que quien
había sido agredido físicamente había sido él.
Situaciones como
estas se repiten por decenas en su historia. La violencia es cada vez mayor y
la inacción de los distintos agentes que deberían velar por su seguridad y la
de sus hijas es alarmante.
"Mi hija Malena
tiene que vivir con miedo de encontrársela en la calle (a su propia madre).
Tiene una perimetral y botón antipánico y no sirve. Ella aparece, la golpea y
se va. Cuando llega la policía ya no está".
Teme por sus
hijas y teme por él. Ahora le resta esperar a que termine la feria judicial
para continuar con lo que sea que pueda hacer la Justicia por ellos.
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