06/11/2024
Las variables económicas, de acuerdo con las consultoras, encuestas y economistas, marcan panoramas diversos y muy disimiles. Sin embargo, las impresiones de los consumidores, de los trabajadores, se ubican en la misma línea, al reflejar que el descenso del índice inflacionario, destacado por los mercados y favorable a estos, no se traduce en las góndolas ni en una mejora del poder adquisitivo de los sectores medios y populares.
Acabar con la inflación, como solución fundamental a la inestabilidad de la economía argentina, fue una promesa de campaña que ya cristalizada en Gobierno nacional se tornó una misión fundamental del Poder Ejecutivo. Por eso la precipitación del porcentual de la inflación de dos dígitos a cifras muy cercanas a 0 constituyó motivo de satisfacción del oficialismo, y argumento para revalidar su política financiera. Pero no sólo las altas esferas gubernamentales recibieron de parabienes el descenso del IPC, sino también los mercados financieros. Justamente, el doctor en Economía Agustín Monteverde remarcó: 'La actividad económica creció un 0,2% en agosto. Haciendo un desglose por sectores, cabe señalar que la construcción subió 5,9%, el comercio 2% y la industria manufacturera 2,2%. Por su parte, en los hoteles y restaurantes se cristalizó un incremento del 1,6%, y en los consumos y ventas en supermercados 0,2%; en autoservicios, 2,2%, y en shoppings, 5,3%'. A modo de argumento, Monteverde aseguró: 'Esta mejora del consumo no debería sorprender, porque el salario real ascendió un 5,7%: en los trabajadores registrados 5%, en los informales 10,6% y en los estatales 4%, en julio. Esa mejora se ve en los mayores niveles de venta'.
No
obstante, Daniel, abogado, padre de dos hijos, afirmó mientras caminaba en las
inmediaciones de los tribunales porteños: 'No se ve un mango en la calle.
La plata cada vez alcanza menos. Por eso, no sé qué es lo que dicen que
bajó'. En consonancia, Nélida expresó que 'nada cuesta menos, son unos
caraduras' y ejemplificó: 'Mi marido y yo somos jubilados, cobramos la mínima,
y entonces tenemos que salir a trabajar. Así y todo, hay cosas que no las
pudimos comprar más, como la carne, las achuras, frutas como el kiwi, quesos,
picadas, calzado y ropa'. A su vez, continuando con sensaciones que
desconocen advertir un retroceso de los precios, Verónica detalló que 'todo
sube y con la misma plata se compra cada vez menos' , contó que 'hace unos días
en la carnicería nos dijeron que no iba a haber pollo por unos días, porque no
habían podido traer por los precios' y concluyó que 'lo que antes era
normal ahora es un lujo'. Justamente, hablando de lujos, Mariana confesó,
mientras aguardaba un colectivo en Plaza Miserere: 'Mi sueldo alcanza
hasta el día 20 del mes, y los días siguientes vivo a arroz. Es muy triste
llegar a esta situación. Yo había votado un cambio que está muy lejos de
verse'.
Del otro
lado del mostrador, comerciantes y proveedores ilustran un similar estado de
situación: un descenso inflacionario que no se advierte en el aumento del
consumo. En este sentido, Silvia reconoció: 'Tengo un almacén, y lo que
está pasando es que algunas marcas brindan buenas ofertas, pero no me conviene
comprar en cantidad dado que no se vende, y se termina venciendo la mercadería.
Esto fue hasta hoy (por el jueves pasado) y a partir de mañana (en referencia
al último viernes) ya nos avisaron algunas empresas de bebidas, muy
reconocidas, que habrá aumentos. En ese contexto, la gente lleva lo justo y
necesario. No hay una sola persona que te diga que la está pasando bien'.
Por su parte, Iván, repartidor de panificados, reveló: 'En tres meses no
me aumentaron casi nada los precios de los panes y esas cosas. Algunas sí. El
tema es que me incrementan los gastos, como la nafta, y ese porcentaje no tengo
dónde recuperarlo'.
En base a las apreciaciones de la calle, el economista Juan Enrique enfatizó: 'La inflación está siendo contenida por la recesión y por el congelamiento o la intervención en el mercado cambiario. No son tan liberales ahí'. Además, Enrique sostuvo: 'El dólar congelado implica una fuerte transferencia de ingresos de las clases populares a los empresarios. Uno puede ver que aumenta todo menos el salario. Lo que sí se incrementaron son las ganancias de las empresas alimenticias y está a la vista de todos los argentinos'. Correlativamente a sus estimaciones, el especialista consideró: 'La inflación, sea 2,5%, 3% o 4%, no es representativa respecto de la canasta de consumo, la cual fue relevada en 2004. En aquel entonces, las tarifas representaban entre el 8% y el 10% del salario, mientras que hoy un 20%. No quiero decir con esto que el Indec esté mintiendo, sino que este tiene atrasado los ponderadores respecto de la realidad del ingreso de las familias argentinas'. A diferencia de los indicadores que manifestó Monteverde respecto de los salarios, Enrique subrayó: 'Habría que preguntarles a los trabajadores informales si obtuvieron ese aumento, y se nos van a reír en la cara. Hay consultoras que estiman que los ingresos de los trabajadores están 30 puntos por debajo, aunque presumo que es más porque la inflación que tenemos es promedio, y encima con una canasta de ponderación de la antigua, y lo que aumentó notablemente tiene poca ponderación y tampoco estima los alquileres'.
Esta
absoluta disparidad de variables y estadísticas también se torna evidente en
los horizontes que vislumbran Enrique y Monteverde, puesto que mientras este
último anticipó que 'para el primer trimestre del año próximo, siguiendo
por este camino, todos se van a sentir un poco mejor', el primero fue lapidario
y presagió: 'Si continúa esta política de ajuste, como ya aseguró el
presidente Javier Milei, llevará un sentido directo a una piña social porque
los pobres eran antes clase media. En 2015, el 80% de la población formaba
parte de este sector y un 50% cuando finalizó el gobierno de Alberto Fernández,
mientras que diez meses después un 25%. Vamos camino a un 2001'. Los
economistas brindan proyecciones completamente disímiles del futuro económico,
mientras que en los diferentes puntos urbanos donde cumplen con sus compromisos
laborales y comerciales, los asalariados, profesionales y autónomos coinciden
en señalar un presente muy alejado de un posible crecimiento o de una
reactivación económica.
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